Tips de Inteligencia Emocional


Tips de Inteligencia Emocional

Autora: Carmen María Vallejo

Instagram: vallejocarmenmaria

“La felicidad se consigue cuando hacemos un acuerdo entre la razón y la emoción con nuestras acciones.” *

Las emociones pueden ser energía vibrante para recorrer los caminos de la vida y disfrutarlos, una música melancólica de fondo que pone un ritmo a nuestros actos y también una nube abrumadora que nos mantiene estancados en ánimo tormentoso, según lo que hacemos para generarlas, atenderlas y gestionarlas. También influyen en nuestra autoestima, relaciones con los demás, salud y productividad.

Vamos a sumarlas a nuestro propósito y bienestar, con la información que nos han transmitido científicos, sociólogos y psicólogos, expresadas en estos tips:

  • Darnos cuenta que emociones experimentamos en nuestro cuerpo y en los demás: existen gestos, posturas, patrones de respiración, entre otras expresiones que nos dan la pauta para estar conscientes de ellas. Siente lo que evoca pensar en el día lunes o en el sábado, lo que te provoca el color rojo o el celeste. ¿Qué pasa por tu mente si piensas en una persona que amas o en una que te aborrece? Con algunos se dibuja una sonrisa sincera en el rostro y con otros nos ponemos ansiosos, enojados o intimidados. Sirve entendernos y nombrar esas emociones. También funciona adoptar posturas de alegría, sonreír más y respirar conscientemente. Sé un auto-observador.
  • Ponernos en situaciones que nos generan emociones positivas: descansar, ir a espacios de naturaleza, salir a caminar y/o hacer otro ejercicio, arreglarnos físicamente, rodearnos de la gente con la que nos sentimos contentos, apreciados. Y a su vez, limitar el tiempo frente a escandalosos noticieros, elegir a quienes seguimos en nuestras redes sociales, limitar el contacto con quienes no nos sentimos cómodos o poner límites a lo que nos desgasta con peticiones o distanciamiento.
  • Darnos tiempo de hacer aquello que disfrutamos: meditar, leer un libro, cantar, montar bicicleta, meternos al mar, asistir a un concierto, tomar un café con amigos, visitar un bosque, un museo u otro lugar que llame nuestra atención. Lo ideal es incorporarlo a una agenda de manera diaria, semanal o mensual, según la disposición posible, y tener una rutina de recarga emocional.
  • Hacer de la música una aliada. Tener listas de música que nos alegre, otra que nos ayude a concentrarnos, una para escuchar solos y otra en compañía. También identificar podcast, audiolibros u otros recursos que podamos escuchar en el coche o en otros momentos y nos aporten emociones positivas.
  • Generar expresiones creativas: A algunos les gusta escribir, a otros pintar, cantar, bailar. También puede ser creativo y muy tranquilizante organizar un espacio, limpiar y convertir un escritorio lleno de papeles en un organizado espacio de trabajo. Además el orden externo ayuda al orden en nuestro interior.
  • Encontrar el sentido de las emociones que aparentemente son negativas. Hay momentos en que las emociones que nos invaden, como la tristeza, ira, frustración u otras que se ven como negativas. Sin embargo, es importante vivirlas y saber que también se pueden disfrutar. Éstas emociones pueden traer sentido y aprendizaje a nuestra vida. Pueden expresarse y sanar, como cuando desinfectamos una herida… Llorar nos permite limpieza emocional, al igual que otras expresiones. Una pérdida que suele ser triste, puede enseñarnos a desapegarnos, incorporar perspectivas amplias y ser humildes frente a los obstáculos de la vida. También nos pueden impulsar a tomar decisiones, ser más empáticos y compasivos con nosotros y los demás.
  • Experimentar emociones momentáneas tomando en cuenta satisfacción de mediano y largo plazo. Un cantante demasiado emocionado tendría dificultad para actuar, alguien que busca intensidad extrema en sus emociones podría excederse en fiestas, videojuegos o sustancias perjudiciales. No comer algo sano puede darnos más satisfacción que disfrutarlo en el momento, si es por cuidar el peso, por ejemplo.
  • Incorporar la conciencia y racionalidad a los impulsos emocionales, es lo que nos aporta Daniel Goleman*. Podemos en lugar de reaccionar, planificar y elegir acciones que a corto, mediano y largo plazo nos traigan mejores resultados. Por ejemplo cuando un niño riega su bebida, sin inteligencia emocional se le grita y culpa, con inteligencia emocional se le explica que tenga cuidado y eso le ayuda a aprender. Otro ejemplo es cuando hay una situación de miedo, sin inteligencia emocional se contagia el miedo y con inteligencia emocional se trae calma y se buscan soluciones. Si sabemos manejar las emociones conscientemente pasan a ser constructivas, sean agradables o no.
  • Hacer una pausa para racionalizar las respuestas emocionales: respirando profundamente, dando una caminata, alejándose un momento, conversando con alguien al respecto, golpeando a una almohada o cualquier otra manera en la que te puedas desahogar y volver a ser el dueño de la emoción, y no viceversa. 
  • Auto-observar también la diferencia entre emoción y estado de ánimo, como lo explica Rafael Echeverría*. Lo primero es más efímero y lo segundo ya es cómo estamos la mayoría del tiempo, como un pez en el agua. Si nuestro estado de ánimo no es positivo vale la pena buscar ayuda profesional.
  • Enfocarnos en lo que agradecemos, más que en lo que nos hace falta. Reconocer los logros, talentos y habilidades en nosotros y en los demás. Valorar cada día y celebrar cuando terminamos algo o cerramos etapas de la vida.
  • Empezar por uno mismo, hacer lo que esté a nuestro alcance por regalarnos un estado de ánimo positivo, aún con las distintas emociones que vienen y van, y de las circunstancias que nos presente la vida. Seguir transmitiendo a los demás: visitar, escribir o llamar a quienes amamos y compartir lo que tenemos.

  • Darnos permiso para estar satisfechos en la vida y hacer lo que nos nutre emocionalmente, empezando por hábitos CARE (Connect, Activate, Recharge, Eat Real).

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