Creencias: Corrientes en Tu Cerebro, ¿Cuáles quieres seguir?


Creencias: Corrientes en Tu Cerebro, ¿Cuáles quieres seguir?

Autora: Carmen María Vallejo
Instagram: vallejocarmenmaria

No somos barcos a la deriva, elegimos según nuestras capacidades por dónde vamos según las circunstancias del mar, a nivel consciente o inconsciente.  Las experiencias de vida, los logros, las acciones y relaciones, están marcadas por algo invisible pero muy poderoso, las creencias. Así vemos que hay semejanzas culturales, familiares y en momentos históricos de la humanidad. Las podemos identificar en el lenguaje, en los pensamientos y en las acciones, si nos damos un momento para reflexionar, y también se pueden cambiar si se tiene esa determinación y disciplina.

Peter Senge, nos presenta en La Quinta Disciplina, el Modelo del Iceberg, que grafica claramente cómo la realidad que vivimos tiene un fondo de patrones, estructuras y modelos mentales, que son claves al momento de construirla, aceptarla o modificarla.

En torno a un evento (la parte visual en el Iceberg), podemos darnos cuenta si es algo que se repite (patrón), luego si hay horarios, ubicación física de las cosas, distribución de roles (estructuras de soporte) y por último qué modelos mentales, creencias o paradigmas, están presentes en ese evento. Mientras más profundo identifiquemos en el Iceberg una situación, cambiarla será de mayor conciencia y sostenibilidad. *

En el momento que identificamos, cuestionamos y elegimos nuestras creencias, tenemos la posibilidad de vivir más conscientes y libres. Con este artículo proponemos observar a estos paradigmas que tenemos sembrados, muchas veces inconscientemente, para poder manejarlos y que sean un apoyo a lograr hábitos y logros de bienestar. Aquí algunas sugerencias:

  1. Identifica las creencias/ valores que guían sinceramente tu vida.
  • Sé consciente de los valores de la cultura donde creciste, también donde has vivido y/o vives actualmente. Entre los latinoamericanos es común tener una influencia católica, de las religiones nativas, indígenas y africanas. Es común darnos cuenta de valores como las prioridades en la cultura latina: la familia, el trabajo, los amigos. También ver que el valor que le damos a tener bienes, a hacer esfuerzos y lograr reconocimientos. En una historia de conquista puede haber valores de dominancia o superioridad, inferioridad y paternalismo. Lo importante es identificar lo que realmente pensamos sobre un tema, no necesariamente lo que deberíamos, sino indagar con franqueza. 
  • Observa los valores o creencias familiares. Cada familia tiene frases, comentarios, bases para tomar decisiones. Es muy valioso revisar en tu niñez y actualmente cuáles valores se transmitieron, tanto de palabra como de hecho, tomando en cuenta que los hechos son más importantes. ¿Qué ejemplo he recibido de mis cuidadores, padres? ¿Cómo reaccionan ante ciertas situaciones? ¿Cuáles eran los hábitos con lo que vivimos y qué creencias reflejan? 
  • Revisa de tu trabajo, estudios, religión u otras prácticas personales, qué valores has adquirido en tu vida. Por ejemplo, en el fútbol he visto que mis hijos han aprendido que se trabaja en equipo, que es necesario entrenar y estar puntual para conseguir resultados, entre otros. Hay empresas donde la creencia es ser persistentes y hacer lo necesario para lograr resultados, otras donde la formalidad es la clave, también culturas muy innovadoras que dan valor a que los colaboradores se entretengan y sean creativos. 
  • Escucha tu voz. Tanto en las frases que te dices a tí mismo: “No puedo con esto”, “que tonto que soy”, “voy a dar los primeros pasos”, “soy hijo de Dios”, etc. Como lo que dices a los demás “ya no te soporto” “¿qué crees que el dinero crece en los árboles?” o muchos otros dichos populares o personales, que cuando son repetitivos nos indican que vienen de una creencia.

2. Una vez identificadas algunas creencias, pregúntate: ¿Es cierta, desde varios puntos de vista? ¿podría ponerse otra perspectiva, positiva? ¿cómo me hace sentir? ¿me abre o me cierra posibilidades? ¿me sirve o aporta a mi bienestar?  Muchas veces las creencias que tenemos vienen de generalizaciones, de juicios, de supuestos sobre uno mismo o los demás, necesitamos cuestionar porque pueden evitar que tengamos una visión abierta y certera en situaciones nuevas.

En una cultura tan abierta como la moderna, podemos crear nuestra propia cultura con lo mejor de las creencias y prácticas. Me gusta imaginarme un ciudadano con la puntualidad suiza, la higiene japonesa, la espontaneidad latina, el sentido de ecología de los daneses u otras características que aunque como estereotipos se califican de cierta cultura, como seres humanos somos capaces de adquirir las creencias que las forjan y construirlas para nosotros mismos. Usualmente esas creencias tienen que ver con el respeto a los demás y su tiempo, con la importancia de cuidarse a uno mismo, con la resiliencia y el confiar en que las cosas buenas o malas nos traen aprendizajes y oportunidades, etc.

3. Elige tus creencias y reemplaza aquellas que no sirven por las que te permitan avanzar. Por ejemplo: “Todos en mi familia tienen sobrepeso, yo no puedo estar atlético por cuestión genética”, por “puedo estar en excelente condición física si me alimento de manera natural y equilibrada, hago por lo menos 30 minutos de ejercicio diario y manejo el estrés”. También “no puedo hacer nada con esta crisis” por “las crisis traen oportunidades para reinventarnos y voy a encontrar un mejor camino”. Otro ejemplo sería “la vida es una lucha incansable” por “la vida es una experiencia con retos y regalos que podemos disfrutar.” 

En conclusión, somos seres con neuroplasticidad, podemos cambiar nuestros pensamientos, actividades e incluso perspectivas, y desde ahí cambiar la realidad que nos rodea.* Cada día nos da la oportunidad de empezar de nuevo, reconozcamos nuestros pensamientos para que sean un aliciente a construir nuestra mejor versión, un hábito a la vez, con el apoyo de Habits.ai.

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